'Momentos. Poemas en prosa', de Pili Gil-Roldán Trujillo, se presenta el próximo sábado 20 en La Laguna

La obra cuenta con un poema inédito de Carlos Pinto Grote escrito durante el pasado mes de abril


Escritura entre las nubes lanza Momentos. Poemas en prosa, el primer libro de Pili Gil-Roldán Trujillo. El volumen se inicia con un poema inédito del escritor Carlos Pinto Grote, que falleció el pasado 3 de junio en su domicilio, en La Laguna. La obra se presenta el próximo sábado 20 de junio, a las 19:00 horas, en el Ex Convento de Santo Domingo de La Laguna, en un acto que recordará al Premio Canarias de Literatura 1991 y que contará ─además de con la autora─ con las intervenciones del poeta Fernando Senante, el cantautor y guitarrista Rubén Díaz y la editora de la obra, Elena Morales.

Sin ataduras ni academicismos, con total libertad, desde lo más profundo de su alma y guiada por un corazón rebosante de amor, escribe Pili Gil-Roldán Trujillo sus Momentos. Poemas en prosa, para expresar y compartir con sus seres queridos ─y también con todo aquel que quiera acercarse a estas páginas─, la alegría de una existencia plena, ese pálpito que le impulsa a seguir adelante cada mañana cuando abre sus ojos.

Así, tal y como dejó escrito ─hace apenas un mes y medio─ Carlos Pinto Grote (La Laguna, 1923 -2015) al inicio de esta obra: «Este libro de versos / abre el alma / de una poeta libre / que guarda su tesoro entre los sueños limpios / que llevan su armonía / a todos los espejos / que crecen en el aire. Un libro está llenando / el corazón de un mundo / que sostiene el secreto / de la vida profunda. / Las páginas sostienen / el amor que se crece. / Todo está dicho ya. / Basta con eso».

Trayectoria de la autora

Pili Gil-Roldán Trujillo nace en Santa Cruz Tenerife en 1958. El haberse criado en una familia fecunda en ocurrentes poetas, luminosos acuarelistas y esforzados escritores contribuye a forjar en Pili una secreta inclinación por el acto de escribir. Ella aún no lo sabía cuando emborronaba las torpes notas en aquellos cuadernos reglados o cuando en la última tarde de los domingos evocaba, para la redacción escolar de cada lunes, la excursión, el viaje por la isla o el guateque. De este modo, tan callado, Pili escribía.  Siquiera conservaba lo escrito, pues no escribía para ser leída: escribía y ya está.

Así las cosas, no era extraño que años después lo así escrito aflorara en una mudanza, en una limpieza o en una obra doméstica: era incontestable el poder evocador de aquello que leía y que había nacido de su experiencia y de su pluma. Y si no es preciso leer lo escrito, la lectura solo se explica con la escritura. Y entonces Pili, con la misma intimidad y recogimiento, ya no se desentendía de cuanto escribía: ahora iba acunando, uno tras otro, en una carpeta ajada y descolorida, todos esos poemas tan libres y tan personales. Rendía su ternura a la familia, a su compañero, al nacimiento de sus hijos y los hijos de sus hijos, a sus solitarios paseos por la solitaria isla de La Graciosa, a sus no pocas amistades… La sana intención de que tanta ternura fuera leída.

Y no fue poca la insistencia de que toda esta carga emocional adoptara forma de libro, abandonando de una vez aquel cartapacio de otra época. Y entonces llegó Momentos. Poemas en prosa y su publicación en la editorial Escritura entre las nubes.