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«Jamás diré que los burros son burros…». Magia y lecturas en San Bartolomé, Lanzarote*



 


Para los alumnos de bachillerato del IES San Bartolomé del curso 2021-2022

(y para todos los lectores de la novela Malgache)

 

 (Lee aquí los agradecimientos)

 

¿Ves esto, Tinny? ¡No intentes zampártelo! Tampoco la caja de cartón.

»Con esta lata de sardinas les explicaré mañana al alumnado de Bachillerato del IES San Bartolomé qué es y cómo surgió el arte conceptual…

¿Arte conceptuaaaaaal?

»Pero ¿de qué sirve el arte conceptual si no se puede comeeeer?

Así charlaba yo con Elena Morales, la autora de Malgache, el 17 de marzo de 2022, justo el día antes de que ella acudiera al IES San Bartolomé, de Lanzarote, a impartir sus charlas sobre su novela…


—Oye, Tinny, ¡así no comienza nuestra historia! ¡No, no, no, no! ¡Nuestros lectores no van a entender nada! Primero debes presentarte, decir, por ejemplo, que eres un burro, que tienes dos años y que vives en el centro de Lanzarote, y luego ya contar, de un modo ordenado, lo que sucedió…

—¡Nooo, Bonny!, ¿no te acuerdas de que Elena nos explicó que no es muy recomendable comenzar las historias justo por el principio…? He iniciado este relato «in media res» (con la historia comenzada…), y con un diálogo, y este es, sin duda, un buen modo de empezar un relato. Así nos lo explicó ella. Veo que no prestaste mucha atención…

—¡Me da igual, Tinny! Yo soy mayor que tú. Con mis cinco años de vida, ya tengo mis propias ideas. Si tú quieres que NADIE, NI UN SOLO LECTOR, nos comprenda NADA DE NADA allá tú... Elena también nos comentó que ES ESENCIAL QUE NOS ENTIENDAN, y que la escritura lineal facilita la lectura. Para eso escribimos, ¿no? Para comunicarnos mejooooooorrrrr… Además, nosotros todavía no somos escritores, ni artistas, aunque, es seguro que algún día lo seremos. Solo nos hemos empeñado en redactar una crónica.

»También te faltó explicar que queremos contarles cómo transcurrió nuestra estancia con ella, aquí, en este pequeño oasis de Lanzarote que han creado nuestros amados dueños, Joseph y Adriana, dos superanfitriones de Airbnb, la plataforma de alquiler vacacional. Y por otro lado, no podemos olvidar ahora sus enseñanzas: ante todo ¡DEBEMOS SER EDUCADOS!

»¿Ves, Tinny? Algo así sería una “introducción”, y debe ser cortaaa, y concisaaa, y contundenteee y con…

—Pero ¡disponemos de muy poco espacio, Bonny!, ¡cuenta, de una vez, algo interesante, por favor!

 Valeeee, continúooooo: casi siempre que Elena salía y entraba en la cabaña llevaba consigo un libro de Charles Dickens. Nos dijo que, en los momentos de mayor estrés y, cuando constata que el mundo parece que se va a romper en mil pedazos por una guerra injusta, como la que existe ahora en Ucrania, le alivia y reconforta releer aunque sea a ratitos sueltos la mejor literatura.

»Ella siempre recomienda estudiar a los clásicos, y como nosotros, cuando ella llegó, todavía no habíamos aprendido a leer, nos propuso que escuchásemos un audiolibro y ¡fue fantástico! Lo disfrutamos con ella, y durante un buen rato, nos transportamos al Londres y al París del siglo XVIII con Historia de dos ciudades.

»Uno de los días, justo el siguiente tras su llegada, cuando nuestro amigo el gallo Kiriko quiquireaba con los primeros rayos de sol y nosotros bostezábamos nuestros primeros rebuznos, la vimos saltar del sofá cama, a través de la puerta acristalada de la cabaña, pues nuestra cuadra está justo en frente de esta pequeña vivienda.

»Minutos después, enfundó sus pies en dos pares de calcetines rosas con lunares de colores y en sus botas de montaña y se metió dentro de un gran abrigo negro con largos bolsillos donde apenas introdujo su móvil, las llaves y una pequeña cantimplora.

»Y, así, tras cantarnos los “buenos días”, se encaminó hacia Montaña Blanca, pues nos confesó que le encanta sentir la energía telúrica de la tierra, la energía que emana de nuestros volcanes dormidos.

»Al regresar, varias horas más tarde, se adentró en la cabaña y, al cabo de un rato, reapareció acicalada y se dispuso a disfrutar de un vitaminado desayuno en la terraza y con nosotros. ¡Qué sabrosas estaban las zanahorias y las cáscaras de plátanos y de naranjas que nos brindó! 

»Luego, justo cuando el sol se sitúa en medio del cielo y desaparecen las sombras, recibió una visita. Creo que eran unas personas muy importantes. Y, con ellos, se marchó al pueblo… Ella estaba pletórica…

—¡No seas acaparadora, Bonny! Ahora, seguiré yo…

»Tal y como ha contado Bonny, cuando Elena se encontraba en la cabaña, de vez en cuando, dejaba abandonado su ordenador portátil y se acercaba a charlar con nosotros. 

»Y fue así como entablamos una gran amistad. Y ahora que ella se encuentra en Santa Cruz de Tenerife nos comunicamos por telepatía…

»Pero hay algo que me dejó muy pensativo, Bonny. Nunca me había planteado quién soy, ni cómo soy, por eso me llamó tanto la atención aquello que nos decía ella cuando nos observaba, nos hablaba y constataba que nosotros la entendíamos a la perfección…

»Una tarde, antes de dirigirse al pueblo, se aproximó a nosotros y mientras nos sonreía, con una de esas sonrisas que enamoran, y mientras nos acariciaba, con una de esas caricias que adoramos, afirmó rotunda, convencida: ¡Jamás diré que los burros son burros, bueno sí, son burros, pero también son unos seres sorprendentes, dotados de una inteligencia desbordante!.

»Al regresar, nos habló acerca de sus paseos, de sus pequeñas compras en los supermercados locales y de sus caminatas por esos senderos solitarios: Cada vez que pasa un coche, su conductor se ofrece a llevarme, ¡qué amables son los batateros…!, comentó. 

»Y después se resguardó en la cabaña para teletrabajar: “Lo siento, chicos, me quedaría más tiempo con ustedes, pero ya ven... He adquirido muchos compromisos últimamente, y debo exprimir cada minuto del día al máximo. Una editorial requiere de mucha entrega, de mucha dedicación; el trabajo es infinito, jamás se termina... Es necesario corregir los textos, maquetar, retocar imágenes, revisar las galeradas, diseñar las cubiertas, promocionar los libros, distribuirlos… ¡Ay!, ¿pero por qué los humanos nos agobiamos tanto…?.

»Y entonces, lo soltó por segunda vez: ¿Por qué no aprendemos de los burros como ustedes, que no son nada burros porque son más inteligentes que muchos humanos?. ¡Imagínense cuánto subió nuestra autoestima esos días!

»Cargamos sobre nuestros lomos siglos de burlas e insultos. Desde tiempos inmemorables, nos han tratado despectivamente. Y nuestra especie parece haberlo asumido: así nos lo trasmitieron nuestros antecesores, abuelos y abuelas, padres y madres: “Tenemos que asumir que somos burros, unos seres limitados y de escasa listeza”.

»Pero Elena nos dijo tantas veces que éramos listos, inteligentes, creativos, ilimitados, brillantes, sorprendentes, cariñosos, generosos… que NOS LO CREÍMOS... Y ahora, fíjate, ¡hemos aprendido a leer y a escribir y estamos redactando nuestra primera historia!

—Oye, Tinny, otra vez nos hemos desviado de nuestro tema. Nosotros hemos decidido  escribir este relato por un solo motivo…

—¡Sí, Bonny! ¡Es urgente que pidamos disculpaaaas!

»¡No estuvo nada bien que nos zampáramos algunas rosas del precioso ramo que le regalaron a Elena los alumnos y alumnas del IES San Bartolomé! 

»Cuando ella llegó con estas flores en sus manos, se las pedimos con todas nuestras fuerzas, se iluminaron nuestras pupilas; sí, las contemplamos ansiosos, sabedores de que terminarían en nuestros hambrientos estómagos.

—Y nuestras papilas gustativas empezaron a salivar. ¡Fue algo biológico, visceral, instintivo!

—Pero juramos que ella se resistió a entregárnoslas.

Y nosotros nos enfadamos mucho con ella. No es que nos pusiéramos furiosos, pero la miramos y le preguntamos: «¿Es posible que este ramo no sea para nosotros? ¿Para qué lo quieres tú? ¿A quién se lo vas a dar? ¿Te lo vas a comeeeeerrrr?».

—Así que esta vez, no nos respondió. Y vimos como entraba en la cabaña y depositaba las rosas en un improvisado jarrón, pues, como no tenía ningún recipiente adecuado, las colocó en una botella de agua de plástico.

 


—Mientras tanto, nosotros la seguíamos mirando enfadados. ¡No nos podíamos creer que no nos las regalara! Si hasta aquel preciso instante lo había compartido todo con nosotros: sus desayunos, sus almuerzos y sus cenas; si durante aquellos días nosotros nos habíamos convertido en sus mejores amigos, ¿cómo era posible que no nos permitiera degustar ni una sola rosa de ese ramo? Eso pensamos, ¿verdad, Tinny?

Sin embargo, el día de su partida, el sábado 19 de marzo, justo antes de marcharse, su corazón se ablandó y nos las ofreció.

»Regresaba a Tenerife y en su pequeña maleta ya no cabía nada más.

Así fue. Entonces, en ese momento, nos entregó unas cuantas rosas con mucha tristeza por no poder llevárselas, y porque sabía que muy pronto se marchitarían.

—Pero sabemos que se guardó algunos pétalos; los atesora dentro de los libros que le regalaron en este pueblo: La Odisea de Lanzarote, escrito por la profesora de Lengua y Literatura Yolanda Ruana Laparra y sus alumnos; y dos volúmenes escritos por Ignacio Romero: La isla de Lobos. Naturaleza e historia y Rincones de Lanzarote, además de un libro en blanco del Ayuntamiento de San Bartolomé. En ese volumen escribieron ellos, los maravillosos jóvenes que asistieron a las charlas, algunas reflexiones en torno al arte y la literatura. 

 

 Y desde aquí ¡queremos felicitarlos! Hace unos días nos enteramos de que ¡todos aprobaron el examen de Lengua y literatura propuesto por el profesor Pablo Martín López sobre la lectura y análisis de la novela Malgache!

Oye, Tinny, cambiando de tema, ¿qué tal si nos convertimos en artistas conceptuales como  algunos personajes de esa obra?

»¿Y si creamos un libro-objeto único, especial, con estos pétalos de rosas que no nos comimos y que ya se han secado…?

No, Bonny, no, yo prefiero que me pintes un retrato, así, tal y como estoy ahora, desnudo, ¿no te gusta la idea? Mira ¡voy a posaaaar!, ¿cuál es mi perfil más favorecedooooor?

»Venga, Bonny, ¡hazme un retrato clásico! Le pediremos unos óleos a nuestros dueños, Joseph y Adriana. ¿Crees que podrás pintarlo al estilo de Ingres o como Rubens? ¿Te acuerdas de los retratos que nos mostró Elena en la pantalla  de su portátil?, pero nooo, si quieres, ¡hazlo cubista!, como los de Picasso, o surrealista como los de Leonora Carrington. Venga, vamos, esboza una prueba aquí mismo, en un trocito del suelo, raspa en la tierra con tus pezuñas. ¡Te va a quedar genial!

Rasparé en la tierra, Tinny, pero solo puedo escribir unas palabras, unas palabras que pronunció Elena cuando estuvo aquí y que yo me aprendí de memoria. Y tú, ¿no te las vas a aprender?:

 «Lee siempre, vive con intensidad mientras lees y sé feliz».

 

AGRADECIMIENTOS

 


Quiero agradecerle a los alumnos de Bachillerato de Lengua y Literatura del IES San Bartolomé de Lanzarote el interés que mostraron en las charlas que impartí en su centro sobre la novela Malgache, así como su recibimiento y sus inesperados obsequios, aunque sus sonrisas detrás de las mascarillas, sus ojos brillantes al escucharme y sus preguntas y opiniones sinceras fueron para mí el verdadero regalo y tesoro que guardaré siempre en mi corazón.

Mil gracias al profesor y escritor Pablo Martín López por su implicación en esta actividad, y al director del IES San Bartolomé por la invitación, así como al resto del profesorado del centro. Gracias a Evelyn, de 4º E, por su magnífica reseña publicada en Batata Times

Gracias, también, a las librerías Juncar, Diama y Tinajo, así como al resto de librerías que se han interesado por disponer de esta obra. 

Igualmente, gracias al Ayuntamiento de San Bartolomé y, especialmente, a su concejala de Cultura y Tercera edad, Alma María González, y a su gestora cultural, María, por su receptividad y recibimiento.

Fue para mí todo un lujo hospedarme unos días en este pueblo y contagiarme de la empatía, amabilidad, cercanía, humanidad y generosidad de su gente.

Volveré, sin duda, desde que me sea posible, para intercambiar sonrisas con un pueblo en el que se palpa amor y felicidad en cada uno de sus pequeños y adorables rincones y para conectar con su telúrico y salvaje paisaje. 

Y gracias al programa Canarias Crea Canarias (y al Instituto de Desarrollo Cultural del Gobierno de Canarias) por su apoyo en el traslado de Tenerife a Lanzarote.

 

* Nota:

El escritor y profesor Pablo Martín López me invita a colaborar en la revista Batata Times con un artículo sobre mis vivencias en San Bartolomé y las charlas impartidas el 18 de marzo de 2022, en el IES San Bartolomé, en relación con la novela Malgache.

Estoy desbordada por los trabajos de la editorial, pero deseo con toda mi alma aportar algún escrito. Es entonces cuando los burritos Bonny y Tinny contactan conmigo por telepatía y me comentan que han redactado una crónica y que les gustaría que se las publicara. Así que aquí la tienen. Les estoy inmensamente agradecida por el trabajo que han elaborado.

Esta narración contiene pequeños guiños a la novela Malgache, así como a la charla impartida. Por eso está dedicada a todos aquellos lectores de la novela y especialmente a los alumnos y alumnas de bachillerato del IES San Bartolomé.