Escritura entre las nubes lanza Sueño de Añavingo, el primer libro que ve la luz de Alberto Papy (Gustavo Alberto Villoria Delgado). El volumen recoge una selección de poesías, de índole intimista, escritas a lo largo de un amplio periodo de su existencia. Esta obra se presentará el lunes 22 de mayo, a las 19:30 horas, en el Instituto de Estudios Canarios de La Laguna, radicado en la Casa de Ossuna (calle Juan de Vera, nº 4).
Gracias a la belleza de sus formas y a la hondura de los sentimientos universales en los que indaga, las poesías de Alberto Papy (Gustavo Alberto Villoria Delgado) —creadas, en primera instancia, para ser recitadas en el ámbito más cercano del autor— despliegan sus alas hacia esferas más amplias, con el fin de tocar el alma de todo aquel que desee deleitarse en el caudal de imágenes literarias y argumentos de estos versos surgidos de una mente serena, pletórica de amor.
El autor siente la «llamada de la palabra» que le «invita a ser poeta». Con ella, experimenta en estrofas que transforman su estructura; encadena versos, explota el poder de la anáfora y la enumeración; condensa y sintetiza metáforas, comparaciones, personificaciones, sinestesias, oxímoron. Con ella lanza sus críticas a la sociedad, reivindica injusticias, rompe las máscaras de las sensaciones, piensa con las emociones y siente con el pensamiento, mientras nos guiña un ojo cómplice para dejar caer algún consejo. Con ella, recuerda a su tierra natal querida, América, Venezuela, y evoca territorios que le han dejado huella (París, Aix en Provence, Teguise, La Gomera, El Teide, Arafo, Añavingo...). Con ella rinde homenaje a la vida, al hombre, al río, al camino, al «Creador»…, pero, sobre todo, a sus seres queridos (madre, padre, esposa, hijos), familiares, amigos, personas que se ha ido encontrando en su periplo por la vida, artistas que admira. E igualmente, con ella, cierra el círculo y, bañado en lirismo, reflexiona sobre la propia práctica de la escritura, sus aspiraciones humildes («hablar para existir / y cantar al despertar la primavera…) así como sobre el papel del poeta en el mundo. Entonces, su pluma se vuelve utópica y se colma de buenos deseos, se transforma en discurso y canto al poder de la voz, a su facultad revitalizante, porque, gracias a la fuerza de la palabra es posible «trazar altruistas sendas», «destornillar las bombas,/ gritar las injusticias / y vivir lentamente / la muerte más atroz».
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