Máximo Claudio rinde homenaje a las tradiciones, costumbres y cultura de las Islas Canarias en su primer libro, "Remembranzas, sueños y confesiones"

La obra se presenta el próximo viernes 16 de octubre en el Salón de actos del Ayuntamiento de Güímar, en Tenerife

Escritura entre las nubes lanza Remembranzas, sueños y confesiones, el primer libro de Máximo Claudio, una obra que rinde homenaje a las tradiciones, costumbres y cultura de las Islas Canarias. El volumen se presenta el próximo viernes, 16 de octubre, a las 20:00 horas, en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Güímar. El acto será presentado por la editora de la obra, Elena Morales, y por su autor.


Remembranzas, sueños y confesiones es un libro híbrido en el que se combinan ─con originalidad y maestría─ lírica tradicional con prosa poética y ensayo de calado histórico, filosófico y social.

Como si en una tertulia de amigos se encontrara, el autor nos va introduciendo en sus temas con una narración tan cercana y directa como suculenta y vehemente, que en ocasiones se tiñe también de nostalgia o ensoñación; y con ella nos cuenta, capítulo a capítulo, lo que motivó sus versos: una anécdota inesperada, un pensamiento fugaz, una lectura, una ópera, un viaje, un buen vino servido con esmero en un restaurante con encanto… Cualquier excusa es válida para cantarle a la vida, porque, en definitiva, eso es lo que hace Máximo Claudio, cantar con fluidez, o tal vez dejar que broten, como el agua de la fuente, sus melodías de versos siempre medidos y donde la rima toma su buena dosis de protagonismo. Por eso, al leer, escuchamos, y al escuchar nos contagiamos de la sonrisa de los ojos con los que el poeta contempla el maravilloso mundo que le circunda.

Ocho partes completan el compendio: «Naturaleza sensual», «En la corte de Bencomo», «Sueños», «A la dichosa costilla»,  «Güimeradas», «Un paseo gourmet», «Personales» y «Contrapunto».

El volumen reúne un conjunto de entretenidos textos que abarcan una gran variedad de cuestiones, y que han sido atrapados en este volumen con el objetivo de que no se los lleve el viento, sino que puedan traspasar varias generaciones, y, también, con el fin de que sean degustados lentamente, tal vez, bajo la sombra de una alegre palmera o un viejo pino canario.